La dificultad para tomar decisiones es más común de lo que imaginas.
Muchas personas se sienten bloqueadas, dan vueltas y vueltas, y viven con angustia incluso al tomar decisiones pequeñas.

Si esto te pasa, no es porque seas indecisa o “incapaz”.
Es porque decidir implica un proceso emocional profundo que nadie te enseñó a transitar.

¿Por qué cuesta tanto tomar decisiones?

Decidir no es solo elegir entre A o B. Decidir es:

  • Aceptar que al elegir, renuncias a algo.
  • Reconocer que tu elección tiene consecuencias.
  • Mostrarte al mundo y posicionarte.
  • Asumir el riesgo de equivocarte.
  • Darte permiso para desear.

Cuando te cuesta tomar decisiones, a menudo no se trata solo de la decisión en sí, sino de miedos, culpas o creencias que llevan tiempo dentro de ti, muchas veces desde la infancia o de etapas importantes de tu vida.

Los miedos antiguos son temores que aprendiste de forma directa o indirecta en la infancia y que hoy en día siguen actuando, aunque el contexto haya cambiado. Si, por ejemplo, las broncas que te echaban al suspender un examen eran desmedidas, es posible que aprendieses «si fallo y no lo consigo, me rechazarán».

Muchas personas sienten culpa por priorizar sus deseos o necesidades. Esto ocurre cuando has aprendido que es tu responsabilidad que los demás estén bien, que pensar en ti es egoísta o que las decisiones deben tomarse para no molestar. Esta culpa puede hacer que pospongas decisiones importantes o que necesites permiso externo antes de moverte.

Por último, las creencias son ideas que se han quedado grabadas como verdades absolutas y que condicionan tu forma de vivir. Siguiendo el ejemplo anterior; «No apruebo porque soy un lastre», «No sé de qué quiero trabajar en un futuro porque nada se me da bien». Estas creencias operan de fondo como un guion invisible que te paraliza, porque elegir puede suponer romper con esas creencias, y eso genera incomodidad y ansiedad.

Las creencias pueden explorarse, comprenderse y transformarse en un proceso de terapia, devolviéndote poco a poco el permiso de decidir desde lo que de verdad eres y sientes, no solo desde lo que temes o crees que se espera de ti.

Lo que puede estar detrás del bloqueo

Miedo a equivocarte: Crees que un error te definirá o tendrá consecuencias irreparables.
Miedo a perder algo valioso: Al elegir, dejas atrás otras opciones, y eso genera duelo.
Falta de conexión con el deseo: Si siempre priorizaste a otros, puede costarte identificar qué quieres tú.
Lealtades invisibles: Elegir algo que deseas puede significar romper expectativas familiares o culturales.
Experiencias pasadas de culpa o rechazo: Si en tu historia, decidir generó problemas, hoy puedes paralizarte al intentarlo.

A muchas personas les cuesta tomar decisiones porque piensan que hacerlo es “egoísta” o que dañarán a otros, pero elegir también es cuidarte, escucharte y asumir responsabilidad sobre tu vida.

Nadie puede tomar decisiones importantes por ti sin que pierdas conexión con quien eres. Aprender a elegir con conciencia es un paso hacia la libertad interna.

¿Qué puedo hacer?

En terapia, desde el enfoque humanista integrativo, en psicoterapia te ayudamos a explorar tus bloqueos sin juicio, identificar los miedos y creencias que te paralizan, conectar con tus deseos y necesidades reales, diferenciar el miedo real del anticipado y practicar a tomar decisiones pequeñas como entrenamiento de autocuidado.

En Centro de Psicoterapia Krabelin en Pamplona, te acompaño en los procesos en los que la dificultad para tomar decisiones es el síntoma de algo más profundo.
Si sientes que llevas mucho tiempo postergando decisiones importantes, quizás sea el momento de escucharte de otra forma.

Aquí tienes un espacio seguro para hacerlo.

Decidir no es un acto de valentía perfecta.
Es un paso, con miedo, hacia tu propia vida.

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