Son millones de personas en el mundo las que padecen esta enfermedad neurodegenerativa, y aun así, para muchos, es completamente desconocida. Una enfermedad que a nivel social se reduce a «temblores» pero quienes la padecen o tienen algún familiar o amigo cercano, saben que es mucho más que esos «temblores».
Parkinson y psicología
Conocí la enfermedad cuando fui a la presentación del libro de Antonio Sánchez Escudero «Mi lucha contra el Parkinson». Tras conocer todas las problemáticas a las que se enfrentaba no pude más que sentir admiración por el nuevo camino que estaba transcurriendo desde que conoció su diagnóstico.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta principalmente el sistema motor, pero también puede tener un impacto significativo en diversos aspectos de la vida de una persona y en su entorno. Referente a los síntomas motores pueden mostrar temblores en reposo, rigidez, lentitud de movimientos, falta de equilibrio o falta de expresividad facial. Además de esto, como síntomas no motores pueden expresar sintomatología depresivo-ansiosa, alteraciones cognitivas, problemas en la funcionalidad, alteraciones en el olfato y dificultades en el sueño.
Con todos estos cambios y movimientos emocionales y funcionales, es inevitable que todo el sistema se vea afectado desde la recepción del diagnóstico. El Parkinson a día de hoy no dispone de cura por lo que es un proceso de diferentes tratamientos; quirúrgico, farmacológico y rehabilitador, donde un equipo multidisciplinar puede atender a la persona afectada y a su entorno más cercano ya que hay que cambiar dinámicas en el día a día, generalmente conlleva una carga económica y los familiares acogen el rol de personas cuidadoras.
Desde la Psicología Humanista se puede ayudar en la adaptación al cambio desde el apoyo emocional y técnicas de manejo del estrés. Se valora la importancia del autocuidado de la persona con diagnóstico de Parkinson y sus personas más allegadas, al igual que se promociona la importancia del cuidado del cuidador. Es por ello que desde la Psicología Humanista se aboga por el trabajo centrado en la persona fomentando la autoconciencia y el crecimiento personal y favoreciendo la conciencia en el presente.
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Dejo a continuación un enlace al cortometraje de Miguel Monteagudo llamado ¿Bailas, papá? donde nos relata la historia de una hija que quiere contagiar su amor por el Swing a su padre que padece de Parkinson y como buena fan de Anne Hathaway no puedo dejar de mencionar la película Amor y otras drogas. La labor emocional es imprescindible por lo que como profesional solo puedo aconsejaros que no os dejéis llegar hasta el límite de sentir que la situación os ha desbordado.